*Por Guillermo Herrmann, Ingeniero Civil especializado en Higiene y Seguridad – Subgerente de Prevención en Provincia ART.
¿Qué más se puede agregar que no se haya dicho sobre la particular época histórica que está viviendo la humanidad? La pandemia generada por el virus SARSCoV2 alteró por completo las formas en las cuales se desenvolvía el mundo. Todo está afectado, consternado, confundido, desorientado, y la actividad minera no es la excepción.
Se dice que toda crisis conlleva una oportunidad. Puede ser el momento ideal para intentar ser ingenioso, creativo, disruptivo e innovador para poder adaptarse y gestionar de la mejor forma posible la adversidad.
El 7 de mayo se conmemora el “Día de la Minería”, en homenaje a la primera Ley de Fomento Minero sancionada en esa fecha en 1813 por la Asamblea Constituyente, a propuesta de la Junta de Gobierno.
La actividad minera tiene cuatro grandes fortalezas dentro de su forma de gestión, que pueden adecuarse y aplicarse a cualquier tipo de actividad:
- Tienen acuerdos de actuación y normas de procedimiento claras, precisas y detalladas. Estos estándares están más allá del alcance de los requisitos legales.
- Los mandos medios reciben una formación profesional y personal en competencias blandas muy fuerte. Esto les permite gestionar basados en un liderazgo humano, siendo las personas el centro de la toma de decisiones.
- La actividad genera muchos riesgos para las personas involucradas y para el medio ambiente, situación que los mandos medios tienen en cuenta para implementar medidas y controles muy estrictos, los cuales son fundamentales para gestionar desvíos y minimizar los riesgos.
- Teniendo en cuenta que más del 80% de los accidentes se producen por cuestiones actitudinales y actos inseguros de las personas, se concientiza a todos los involucrados en la importancia de realizar una autogestión permanente de los riesgos.
Las estadísticas de la actividad reflejan ampliamente que la gestión formativa es la clave para tener indicadores de siniestralidad muy bajos. Por ello implementar programas de formación basados en competencias blandas es lo fundamental.
Sin embargo, no es fácil cumplir con el 100% de estas cuatro situaciones enumeradas. Pero el hecho de que la minería los pregone y los implemente marcan un camino para el resto de las actividades productivas.
Es probable, que, si todas las actividades productivas pusieran en práctica los cuatro conceptos enumerados, en un corto plazo los índices de siniestralidad de todo el mercado laboral bajarían en gran medida.
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