Esto es lo que saben los científicos a hoy – Parte II
* Por Jose Luis Pannunzio, Licenciado en Higiene y Seguridad, Provincia ART
Retomemos la primera parte en unos cuantos renglones. Hablamos de la eficacia de los “respiradores N95” y los cubrebocas, de los tipos de cubrebocas y de cómo evitan que las personas infectadas propaguen el virus. Finalmente, de cuanto protegen los cubrebocas a quienes los usan.
A continuación, veremos qué tan difícil es realizar los ensayos clínicos y porque, por sí solos, no son suficientes para detener la covid-19.
Es más difícil evaluar los cubrebocas que los medicamentos o las vacunas
Los detractores de las reglas de usar cubrebocas han exigido durante meses un ensayo clínico aleatorio que determine su eficacia. Pero, aunque esas pruebas son obligatorias en el caso de los medicamentos y las vacunas, no son ideales para evaluar comportamientos que están sujetos a lo que las personas relatan o comentan los expertos.
La mayoría de los estudios sobre cubrebocas de tela han sido observacionales y analizaron si su uso detuvo la propagación a nivel comunitario. El último boletín de CDC sobre cubrebocas enumera varios estudios de este tipo que confirman el beneficio de la implementación de su uso.
En un estudio, dos peluqueros usaron cubrebocas y tenían síntomas, pero no transmitieron el virus a ninguno de sus 67 clientes que también usaban cubrebocas. En otro estudio, los cubrebocas parecían reducir el riesgo de infección en un 70% durante un brote a bordo del portaviones U.S.S. Theodore Roosevelt.
Es especialmente difícil evaluar el beneficio que el cubrebocas le da al usuario porque se tiene que poder medir lo que hay detrás del cubrebocas y lo que llega a la boca a través de él.
Un estudio danés publicado el 18 de noviembre pasado, consistió en un ensayo clínico aleatorio que evaluó si el cubrebocas protegía a los usuarios. No encontró ningún efecto estadístico significativo. Pero, según los expertos, la investigación tiene limitaciones importantes: se realizó cuando la transmisión comunitaria en Dinamarca era baja y su uso estaba lejos de ser reglamentario, no alcanzando para evaluar un efecto a nivel comunitario. La cifra de participantes en el estudio era pequeña y solo la mitad de los sujetos que usaban cubrebocas informaron que lo hacían tan rigurosamente como se recomendaba. Incluso quienes los portaban con regularidad no los usaban en restaurantes, bares y gimnasios, que son los lugares donde tiende a haber más contagios en una comunidad.
Es por ello por lo que es difícil llevar a cabo estos estudios en la vida real.
Las recomendaciones sobre el uso de los cubrebocas han cambiado con el tiempo. Así es como funciona la ciencia
Se ha criticado a los CDC por sus cambios radicales con respecto a los cubrebocas desde el inicio de la pandemia, cuando recomendaban que solo fueran usados por las personas sintomáticas. Los CDC comenzaron a recomendar el uso universal de las mascarillas en abril, en cambio la OMS emitió su aprobación en julio.
De cierta manera, algunas personas han considerado ese cambio como que los expertos en salud pública no saben lo que están haciendo. Pero, en realidad, deberíamos ver estos cambios en las recomendaciones como parte de una evolución necesaria. Esa es la piedra angular de una sólida respuesta de salud pública.
Por ejemplo, al principio no se sabía que el virus se podía transmitir por aire, especialmente en interiores y por personas asintomáticas. Entonces, los científicos asumieron que el nuevo coronavirus se comportaba como los coronavirus que causan el SARS y el MERS.
Los CDC recomendaron rápidamente el uso de cubrebocas cuando fue evidente que la transmisión por personas asintomáticas era considerable: la ciencia cambia y, asimismo, las recomendaciones.
De igual manera, al principio, el CDC recomendó el uso de cubrebocas solo para proteger a quienes estaban cerca de alguna persona infectada porque ahí estaban los primeros datos bien definidos. Ahora existen pruebas suficientes para decir que los cubrebocas también benefician a quienes los usan. Las directrices no han cambiado, se recomienda que todos usen cubrebocas. Lo que ha cambiado es que ahora hay una razón, un motivo personal que incentiva a la población.
Los cubrebocas por sí solos no son suficientes para detener la propagación
Todos los especialistas afirmaron que el uso de cubrebocas es solo una herramienta que puede disminuir la pandemia. La distancia social, la ventilación y el lavado de manos también son importantes. Ninguna de estas medidas tiene el 100% de eficacia por sí misma, pero cuando las usamos juntas, se puede reducir mucho el riesgo de contagio.
Por lo tanto, debemos mantener actualizados los protocolos de aplicación específica, para lo cual hay que estar atentos a los últimos artículos científicos publicados, porque, de modo accesorio, presentan los resultados de investigaciones teóricas (básicas) o teóricas-empíricas (aplicadas), ya que nadie puede prevenirse de lo que desconoce.
Fuente: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/prevent-getting-sick/diy-cloth-face-coverings.html
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