SEGURIDAD VIAL Y GÉNERO

SEGURIDAD VIAL Y GÉNERO

* Por Verónica Dominguez – Jefa de Servicios de Prevención en Provincia ART

Este artículo invita a la reflexión sobre la salud y la seguridad en el marco del transporte, tanto en nuestro rol de peatones como de conductores o usuarios del transporte público, sumando un enfoque de género. Voy a referirme no solo a los accidentes viales y a sus consecuencias sobre la vida y la salud de las personas, sino también a los riesgos inherentes a la tarea de conducir vehículos, distinguiendo cómo impactan estas dos situaciones sobre los varones y las mujeres.

Incorporar la mirada de género es importante, ya que el espacio vial y la actividad del transporte son ámbitos mayormente masculinizados. Hasta la década del ’60 la mujer conductora era una excepción y aún hoy la mayor parte de los puestos de trabajo en la industria del transporte están ocupados por hombres. Estas diferencias plantean desafíos adicionales para las mujeres.

El punto de partida: siniestros viales y seguridad

Más de 6.600 personas perdieron la vida en un siniestro vial en el año 2019 en nuestro país. En 2020, pandemia y aislamiento de por medio, la cifra se redujo pero aún estamos hablando de casi 5.000 fallecimientos. 9 de cada 10 siniestros viales son causados por factores humanos, por eso la prevención y la concientización son clave para reducir la cantidad de incidentes y sus consecuencias (Fuente: Agencia Nacional de Seguridad Vial – ANSV). Cabe preguntarnos si existe alguna diferencia entre varones y mujeres como causantes y víctimas de los siniestros viales, y si estas diferencias se dan en el plano de los hechos y/o de las construcciones sociales.

En el imaginario social, la mujer al volante remite a prejuicios acerca de su menor competencia en la tarea de conducir. Sin embargo, las estadísticas de la ANSV nos muestran una realidad distinta:

  • Las mujeres son menos propensas las conductas riesgosas, como manejar a altas velocidades, realizar maniobras imprudentes, usar el celular o beber alcohol al conducir.
  • Del total de infracciones viales entre 2015 y 2018, solo el 13% fue cometido por mujeres.
  • Un 58% de las mujeres usa el cinturón de seguridad sin importar la posición que ocupa dentro del vehículo, mientras que solo lo hace el 48% de los hombres.
  • 76% de las víctimas fatales de siniestros viales son hombres (Luchemos por la Vida) y, en su mayoría, jóvenes.

No obstante, el porcentaje de mujeres que se sienten inseguras o muy inseguras al transitar por la calle, conducir o trasladarse en transportes públicos duplica al de los hombres (Informe “Seguridad Vial y Género en Rosario”). Esto podría formar parte de una construcción social más amplia, por la cual la mujer se percibe en situación de mayor vulnerabilidad que el varón en cualquier ámbito.

La construcción de otros roles e identidades para los varones y mujeres en el espacio vial es necesaria para sentar las bases de nuevos comportamientos y una renovada cultura vial. Nos referimos a imágenes asociadas a valores como la conducción prudente, a velocidades razonables, respetando las normas y utilizando los elementos de seguridad que refuercen ejemplos positivos a seguir. También imágenes que resalten la cortesía vial (dejar pasar al peatón, dejar pasar al otro vehículo en un cruce, mantener el carril), en lugar del avasallamiento, el “yo primero” o “la avivada”. Estos cambios deberían motivarnos, por ejemplo, a dejar de naturalizar el no uso o mal uso del casco, algo que en la Ciudad de Buenos Aires aún hacen el 13% de los motociclistas y 73% de los ciclistas (Luchemos por la Vida).

Riesgos inherentes a la conducción de vehículos

En 1912 se otorgó en nuestro país la primera licencia de conducir para una mujer. Más de 100 años después nos encontramos con que 7 de cada 10 licencias son solicitadas por varones, y la brecha es aún mayor si hablamos de licencias profesionales (para taxis, remises, micros, camiones o colectivos). Según el Banco Interamericano de Desarrollo, solo el 9% de las personas que trabajan en el sector transporte argentino son mujeres (https://blogs.iadb.org/transporte/es/en-transporte-trabajamos-en-la-plena-incorporacion-laboral-de-la-mujer/).

La participación minoritaria de la mujer es un tema de larga data en el que intervienen estereotipos de género (“no es un trabajo para mujeres porque se requiere fuerza”) y barreras culturales (ambiente machista), entre otros. Los puestos, diseñados originalmente para varones y ocupados casi exclusivamente por ellos, tienen características que dificultan la inserción de mujeres, pero que también pueden impactar sobre la salud y seguridad de los trabajadores varones:

  • Vibraciones y posiciones forzadas (por el trabajo en sí y por las dimensiones del puesto del chofer) que pueden derivar en trastornos músculo esqueléticos.
  • En camiones y vehículos de carga de menor porte, el conductor en ocasiones también tiene que realizar tareas de carga y descarga de mercadería que pueden generar sobreesfuerzos y lesiones.
  • Las jornadas de trabajo, con horarios extendidos o invertidos (por ejemplo, para viajes de larga distancia) pueden derivar en trastornos del sueño y plantean una dificultad para la conciliación trabajo – vida personal.

Otros factores de riesgo asociados a la tarea son:

  • Consecuencias psicológicas del trabajo en solitario y del eventual maltrato de los pasajeros que transporta.
  • Gran demanda psicológica y atencional por las dificultades inherentes a la conducción, especialmente de vehículos de gran porte y de pasajeros.
  • Trabajo sedentario, escasa actividad, poco gasto energético, alimentación inadecuada (horarios y lugares de comida atípicos), ingesta de estimulantes para mantener la atención (cafeína), ambiente proclive al tabaquismo.
  • Ruidos del vehículo, la calle y el tránsito.
  • Fatiga visual y problemas de visión por deslumbramientos o sobreesfuerzos.

El rediseño ergonómico de los puestos, la revisión de las jornadas de trabajo y descanso, la implementación de programas de educación postural, pausas activas, nutrición, actividad física, la realización periódica de chequeos médicos, la incorporación de ayudas mecánicas para manipular las cargas, la sensibilización sobre temas de diversidad, entre otras medidas pueden colaborar con la mejora de la salud y seguridad de los conductores (hombres y mujeres).

Asumir, ambos géneros, que los siniestros viales son en su mayoría evitables y que no se trata de accidentes imprevistos ni hechos fortuitos nos permitirá comprometernos, modificar nuestras creencias y conductas (en tanto conductores, ciclistas, motociclistas y peatones) y mejorar la seguridad de nuestro espacio vial.

Por otra parte, el transporte presenta aún muchas oportunidades para aplicar medidas preventivas tendientes a la creación de puestos de trabajo más sanos, seguros y con mayor diversidad de género.

Durante el mes de Junio Provincia ofrecerá capacitaciones relacionadas con la seguridad vial. Podes conocer el calendario haciendo click aquí.

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