Luego de más de un año de teletrabajo, las empresas ya empiezan a planificar cómo será el retorno a la “nueva normalidad” cuando la pandemia lo permita: menor presencialidad, horarios diferidos y nuevas habilidades tecnológicas y blandas son sólo algunas de las alternativas que se plantean dentro de este escenario.
La pandemia trajo aparejadas infinidades de cambios a nivel social, político y económico y el mundo del trabajo no fue una excepción.
Según un relevamiento realizado por la consultora Mercer:
- El 38% de las empresas encuestadas indicó que los empleados continuarán trabajando remotamente, independientemente de los cambios en las normativas.
- El 27% aún no lo definió y lo está evaluando.
- El 16% indicó otras opciones (modalidad mixta, esquema rotativo, etc).
- Sólo el 13% indicó que la mayoría de sus colaboradores/as volverá a su lugar de trabajo.
- El 6% restante dejará la decisión a sus colaboradores/as.
En este contexto, no resulta sorprendente que las organizaciones estén intentando responder un gran interrogante: ¿cómo pasar de una cultura de la presencialidad a una cultura de la eficiencia?
Por eso, este escenario donde muchas de las organizaciones plantearán modalidades híbridas de regreso (mix entre presencialidad y virtualidad) o incluso la totalidad de forma virtual, resulta clave resignificar los conceptos de flexibilidad, liderazgo y eficiencia.
El cambio de paradigma laboral permitirá acelerar la incorporación de estrategias que se vienen escuchando hace algunos años: trabajo por objetivos, medición del trabajo, colaboración y agilidad. Por otro lado, se requerirá la formación de líderes capaces de llevar adelante equipos de trabajo remoto o mixtos, así como también con habilidades técnicas asociadas a las nuevas tecnologías y competencias “blandas” asociadas a habilidades de relación, conductuales y de inteligencia emocional.
El desarrollo tecnológico también será un punto clave para esta “nueva normalidad”, con nuevos entornos laborales más colaborativos y el aprendizaje de nuevas herramientas informáticas. Este nuevo modelo buscará llevar el clásico formato del “teletrabajo” a un próximo nivel, ya que implicará una transformación más profunda.
Por eso, mientras transitamos la segunda ola del covid-19 y esperamos que el contexto sanitario mejore, las organizaciones ya están pensando en el reacondicionamiento de los espacios de trabajo, la re-organización de los equipos, el desarrollo tecnológico y las nuevas estrategias de aprendizaje para minimizar los riesgos de adaptación al cambio.
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