*Por Melisa Di Marco, Lic. en Publicidad – Marketing & Publicidad en Provincia ART.

¿Qué información reciben las personas con útero sobre el impacto de la vacunación en su ciclo menstrual? ¿La perspectiva de género está presente en estos análisis? ¿Puede considerarse un micromachismo asociar el ciclo menstrual únicamente a las mujeres cisgénero?

Con el inicio de la campaña de vacunación contra el virus Covid-19 se han publicado gran cantidad de artículos analizando variables tales como su grado de eficacia, sus beneficios a largo plazo y sus posibles efectos adversos. Ahora bien, ¿quiénes funcionan como parámetro de análisis en estos desarrollos? A priori puede inferirse que, así como ha sucedido históricamente, son los hombres cisgénero ya que sus vivencias adquieren una notoria prioridad en la agenda de medios de comunicación.

Sin embargo, cabe destacar que varios países han publicado diferentes estudios que indican que la vacuna ha ocasionado alteraciones en el ciclo menstrual. Entre los síntomas más frecuentes aparecen: el adelantamiento, atrasamiento o una mayor duración del ciclo, aumento de flujo, dolores y cólicos más fuertes.

De igual modo, estas investigaciones revelan que los cambios son transitorios y al cabo de -más o menos tiempo- desaparecen y vuelve a su período “natural”. También es importante destacar que los ciclos menstruales no se rigen por naturalidad ya que sus características, si bien pueden ser compartidas y comparadas, son tan variadas como las personas que las adquieren.

La problemática en este sentido radica en el nivel de difusión que se le da a esta información y, por otro lado, en que generalmente se asocia la menstruación a las mujeres cisgénero, borrando completamente a las personas trans o no binarias de esta realidad. Esto genera, en otros términos, la invisibilización y discriminación de la experiencia de las identidades disidentes.

Entonces, ¿Ppodríamos hablar de pinkwashing en los medios de comunicación a la hora de tratar el impacto de la vacunación en las personas que menstrúan? ¿pertenece además a la larga lista de micromachismos que la sociedad tiene arraigada?

El pinkwashing es un término que critica el grado de implicancia real en estrategias de comunicación y marketing. En otras palabras, juzga a quienes se muestran reivindicando un movimiento concreto solo desde lo discursivo, sin acciones específicas que mejoren y acompañen realidades complejas.

Así mismo, los micromachismos son sutiles e imperceptibles acciones que otorgan y fortalecen el ejercicio del poder de dominio masculino en lo cotidiano, atentando en diversos grados contra la autonomía femenina.

Por lo tanto, la respuesta es clara y afirmativa, y para evitar esta conducta poco inclusiva es fundamental a la hora de apoyar una causa o un movimiento social, creer fielmente en ello y demostrarlo poniendo en práctica iniciativas concretas. Las “conversaciones aisladas” en los medios de comunicación no son suficientes. Al mismo tiempo, es importante revisar y repensar nuestras conductas sociales, tal como estar a disposición de los cambios culturales.