*Por Ezequiel Dominguez, Lic. en RRLL, especialista en RSE y factores de riesgo psicosociales en el trabajo e Instructor de meditación en Provincia ART.
Luego de un período vacacional y de descanso volvemos a la rutina y con ello aparecen elevados niveles de preocupación, ansiedad y estrés, lo que es normal para una readaptación a nuestra vida cotidiana. Cuesta levantarse temprano, viajar al trabajo, llevar a los niños a la escuela y organizarse, sentimos cansancio y un agotamiento físico y mental, que puede perdurar entre una a dos semanas hasta adaptarnos nuevamente a nuestra rutina.
Pero muchas veces, este agotamiento se extiende en el tiempo, comenzando a experimentarse elevados niveles de ansiedad desadaptativa, de estrés, pero del negativo (distrés) y nos sentimos frustrados, irritados, con poca energía y nuestra productividad, rendimiento y eficacia comienzan a decaer.
¡A no preocuparse! Para evitar esta situación, compartiremos un conjunto de estrategias para lograr una buena planificación del año y llegar a diciembre con éxito y un bienestar biopsicosocial.
Para la Real Academia Española la planificación es un “plan general, metódicamente organizado y frecuentemente, de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado”. Esta planificación nos permitirá tener una guía, un camino a seguir, para organizar nuestras responsabilidades y a ellos sumarle metas y objetivos que queremos alcanzar, pero de una manera que nos permita salir airosos y exitosos sin detrimento de nuestro bienestar integral.
Una cuestión importante, no dejar la planificación para el último momento o iniciada la vuelta a la rutina porque es muy probable que nos sintamos agobiados. “Intenta hacer todo lo antes posible y no en el último momento. Esto garantiza que cuando estés sobrecargado de trabajo, no enfrentes el estrés adicional de saber que todavía hay algo por hacer.” Viktor Frankl.
Pero antes de iniciar esta actividad, primero es importante “planificar la planificación”, elegir un día crucial en que estemos tranquilos, solos, en un clima propicio que genere paz y armonía, un momento de bienestar físico, emocional y mental, por ejemplo, elegir un día por la mañana en que esté descansado acompañado de un buen desayuno, o luego de una siesta con unos ricos mates o luego de un baño relajante, una ocasión sin interferencias, ni distracciones. Es el momento más importante y crucial, ya que, si lo hacemos en el tiempo y espacio preciso, seguramente lograremos una planificación exitosa, real, alcanzable y con pocas modificaciones.
Una vez que se empiece la planificación, debemos tener en cuenta ciertas recomendaciones:
- Primero comenzamos la planificación confeccionando un listado de objetivos, responsabilidades, obligaciones y ambiciones que consideramos para el año en curso
- Bajo ninguna circunstancia en ese listado no se puede excluir dedicarles tiempo a hábitos de vida saludable como alimentarse en forma natural y balanceada, hidratación, hacer actividad física y dormir a lo menos 7 u 8 horas corridas. Son el combustible esencial para hacer frente a todos los desafíos, si no lo tenemos en cuenta de nada sirve una buena planificación ya que llegaremos agotados a fin de año.
- Tampoco olvidar que somos seres sociales, en el listado no puede faltar invertir tiempo en la familia, los amigos y nuestras mascotas. Rodearse de un entorno emocionalmente positivo ayuda física, psíquica y cognitivamente a enfrentar los desafíos que se nos presentan y terminar el año exitosamente.
- Ordenar el listado según prioridades, por ejemplo, aquellas responsabilidades que no se deben desatender como el cuidado de la familia, el trabajo, deben estar por encima de otras obligaciones y objetivos.
- Tener en cuenta que, no soy la Mujer Maravilla ni Superman, a veces elegimos una gran cantidad de objetivos difíciles de alcanzar que sumado a las responsabilidades (familia, hogar, mascotas, trabajo) son imposibles de lograr o requieren un gran nivel de esfuerzo que puede llegar al agotamiento. Por lo cual, recordar que tenemos energía limitada.
- Controlar que en la planificación haya pausas entre actividades, para recuperar energías y si hay espacios libres no llenarlos con más actividades que pueden ser fuente de agotamiento. A veces menos, es más.
- Evitar la superposición de tareas o actividades, logramos resultados óptimos cuando hacemos una cosa a la vez, ya que dirigimos nuestro foco de atención y concentración a la tarea.
Una vez que tuvimos en cuenta las anteriores pautas, controlamos día por día en nivel de esfuerzo diario. Si se requiere demasiado esfuerzo es probable que llegaremos al fin de la semana agotados sin tiempo para recuperarnos. Por eso este momento es crucial para ser realista, provocando un enfrentamiento entre el quiero y puedo. Por eso hay que ser conscientes que a veces todo lo que queremos no se condice con el rendimiento que podemos dar, por lo cual, es importante descartar alguna actividad según su relevancia para nuestra vida.
Finalizado, lo volvemos a repasar y nos preguntamos ¿es lo que quiero? ¿Soy feliz? Si ambas respuestas son positivas a enfrentar este desafío y llegar a diciembre pleno. En caso contrario, debemos reverlos hasta estar satisfechos. Pero una advertencia, el hecho de realizar una buena planificación no es sinónimos del éxito, muchas veces aparecen imprevistos sobre la marcha: enfréntalo con positivismo. A veces no tenemos el control de todo, y alguna situación puede sumarse a nuestra rutina diaria o afectarla, por lo cual, es un buen momento para rever esa planificación y adaptarla a la nueva situación.
Si ves que las cosas no salen como planeaste, no te derrumbes, tomate unos minutos para calmarte, para realizar técnicas que te relajen, y no tomar decisiones apresuradas si realmente no lo amerita.
Para finalizar, es importante que todos los días nos tomemos un tiempo de reflexión y preguntarnos como estamos o nos sentimos; Una introspección cada tanto, no está demás nos permite ver si aquello que planificamos es posible, si vamos por buen camino y si necesita unas leves modificaciones o realizar algún ajuste. Darse lugar para observar, dudar y preguntarnos como nos sentimos, si estamos pudiendo con lo que planificamos y si estamos satisfechos. Si no estamos felices y satisfechos con lo planeado, es probable que empiecen a incrementarse los niveles de ansiedad y estrés, comencemos a no tomar en cuenta esa planificación y disminuya nuestro rendimiento.
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