*Por Paola Zabala, liquidadora en Provincia ART y directora de la Comunidad Anti Bullying Argentina.
Luego del contexto de pandemia, podemos decir que la virtualidad tomó una dimensión especial en la vida de todos nosotros. El mundo digital se convirtió en una nueva forma de vinculación y los docentes se encuentran en muchas oportunidades siendo receptores de problemáticas como el grooming, sexting, o ciberbullying entre otras.
Esto reclama que el docente posea formación académica para poder abordar estos flagelos asumiendo desde su rol la tarea preventiva, para así poder brindar a sus alumnos las herramientas que les permitan aprender a conducirse en este mundo digital, ejerciendo una ciudadanía digital responsable; enseñándoles cuáles son sus derechos y deberes en este mundo digital; y educándolos en nuevos conceptos como la identidad digital y la huella digital.
Se denomina grooming a la acción deliberada de un adulto, varón o mujer, que consiste en acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente a través de un medio digital como por ejemplo redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chat o juegos en línea.
Este tipo de asecho conlleva a tres etapas: una primera fase de acercamiento, donde el groomer se hace pasar por otro menor de edad y se interesa en conocer los gustos de su potencial víctima. Una segunda fase donde el acosador trata de establecer una relación más íntima y duradera comienza a adentrarse en temas sexuales; inclusive si el menor se resiste llega a disculparse para recobrar la confianza, pero persiste hasta que logra el cometido de obtener alguna imagen de índole sexual o erótica. Cuando llega una tercera fase con el material obtenido logra presionar al menor o bien para seguir obteniendo más imágenes y en otros casos para alcanzar el encuentro físico.
Desde el momento en que comenzamos a utilizar internet nos convertimos en ciudadanos digitales, esto significa que tenemos derechos que son una extensión de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la Organización de la Naciones Unidas como: opinar libremente; derecho a la privacidad; y derecho al olvido, que hace referencia a la facultad de solicitar a un motor de búsqueda que elimine información que afecta nuestra reputación en línea. Si bien las redes sociales y los motores de búsqueda no generan información, son vehículos de difusión y si el contenido vinculante de la búsqueda nos perjudica o discrimina podemos exigir la desindexación de esa información, aunque en algunos países este derecho no esté en vigencia. Además, los gobiernos también deben velar por la protección de los menores como en casos de pornografía infantil y defender el derecho a la propiedad intelectual. Esto también significa que el ejercicio de todo derecho conlleva también al cumplimiento de un deber, y refiere a la responsabilidad de nuestras acciones en internet como, por ejemplo, denunciar actos de discriminación, respetar la privacidad de otras personas, no validar ni realizar comentarios discriminativos, u obscenos entre otras acciones.
A medida que pasamos más tiempo en internet y sobre todo en redes sociales nuestra Identidad Digital va creciendo. Con esto hacemos mención a todo el contenido que subimos a internet (fotos, posteos, retweets) que les permiten a los demás formarse una imagen bastante certera de nosotros mismos al observar el contenido que publicamos. Sucede que una característica propia de la niñez y la adolescencia es cierta impulsividad, y poca dimensión de las acciones a futuro, inherentes al comportamiento pueril propio de la edad; donde el rol de adulto como pude ser el docente o sus padres toma significativa relevancia porque debiéramos tener la formación para aconsejarlos y guiarlos en este plano.
La huella digital es todo rastro que dejamos en internet con cada like, búsqueda de información, cometario; son los datos que generamos en la red que hoy se conocen como “Big Data”. Si bien estos no se producen de manera involuntaria, los generamos al brindar permisos a las aplicaciones y aceptar las llamadas cookies. La identidad digital es la imagen de “yo en la red” y la huella digital es el “rastro” que dejamos con cada visita a una página web, compra, like. Esa huella les permite a muchas empresas por ejemplo conocer nuestros perfiles de consumo y acercarnos publicidades de productos acordes a las búsquedas efectuadas.
Por los motivos anteriormente citados es necesario estar dispuestos a hablar de estos temas con nuestros chicos, sobre todo a partir del momento en que le damos entrega del primer dispositivo electrónico.
Podemos no ser nativos digitales ni manejar las redes con la misma fluidez y conocimiento que ellos. Sin embargo, tenemos experiencia de vida que nos capacita para acompañarlos y guiarlos en su desarrollo y crecimiento, en pos de acciones y conductas que no perjudiquen su calidad de vida. No dejemos huérfanos digitales a nuestros chicos a pesar de la brecha digital que nos separa.
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