*Por Ezequiel Dominguez, Lic. en RRLL, Especialista del Programa de Bienestar Psicosocial de Provincia ART.
Las transformaciones que afectan al mundo laboral han provocado grandes cambios en la manera de trabajar, de relacionarnos y de liderar equipos de trabajo. Las empresas comienzan a solicitar líderes innovadores, responsables, proactivos con competencias blandas totalmente distintas a los líderes tradicionales y con una mirada dirigida hacia el bienestar de los trabajadores y de la organización.
Un mal liderazgo no solamente afecta la productividad y la rentabilidad de una empresa, sino que también puede ser considerado un factor de riesgo psicosocial, debido a los impactos negativos en los equipos de trabajo y su bienestar, en el sentido de pertenencia, en el desempeño laboral, pudiendo afectar también la salud psicofísica.
Hacia un liderazgo positivo
Con motivo de la pandemia, muchos líderes no pudieron responder a los cambios del mercado, no supieron dar respuestas a las nuevas modalidades de trabajo como el home office, a gestionar sus equipos y a lidiar con el nuevo panorama. Esto se traduce en nuevos retos y desafíos, principalmente para aquellos que carecen de inteligencia emocional, como también de dirigir, de comunicar e interactuar con sus colaboradores y sus colaboradoras.
Las empresas en la actualidad comienzan a buscar líderes que transformen, y que sean conscientes de la importancia de su rol para la organización poniendo en prácticas dinámicas de trabajo en las que todos ganan. Esta forma de liderazgo es conocida como líderazgo transformacionales. Estos líderes son quienes llevan adelante el cambio cultural: son carismáticos, generan vínculos emocionales y de fidelidad en sus equipos, entre otras cualidades.
Otras formas de liderazgo
A continuación, se listan los diferentes estilos de liderazgos más conocidos:
- Liderazgo laissez-faire: Es un estilo de liderazgo liberal, que genera autonomía en sus equipos de trabajo, para que tomen decisiones sin necesidad de su intervención. Si bien puede considerarse positivo, ya que fomenta la autonomía, la libertad de acción y el desarrollo profesional, puede ser visto también como pasivo debido a que, puede provocar una falta de compromiso en los liderados, una menor interacción, integración y unión con ellos.
- Liderazgo autocrático: Es un tipo de liderazgo en que la toma decisiones y el control están centralizadas en una sola persona que está al mando. Es uno de los más criticados, ya que no tiene en cuenta las opiniones e ideas del entorno. Todo está armado de manera estructurada y rígida, lo que conlleva a una inflexibilidad laboral, muy poca interacción con el equipo afectando la comunicación entre ellos, porque no existe un ida y vuelta, sino una directiva en forma de imposición que se debe cumplir sin cuestionar.
- Liderazgo democrático: También conocido como participativo, se basa en generar entusiasmo y participación en los equipos de trabajo y prima el diálogo, el compartir ideas y opiniones, aunque la decisión final estará en manos del líder. Aquí se destaca la idea de que no hay nadie mejor que los empleados para saber de su puesto de trabajo y lo que no funciona bien.
- Liderazgo transaccional: Es un estilo de liderazgo basado en el premio o castigos según el cumplimiento y el resultado obtenido del personal a cargo. Es decir, si todo sale bien, se beneficia el equipo. Es una forma de trabajo basada en alcanzar metas, por lo cual, los lineamientos y objetivos están bien establecidos. El líder solo se encarga de controlar y monitorear a su personal a cargo.
Líder transformacional
El liderazgo transformacional promueve la motivación y el desarrollo de los seguidores, crea un ambiente de trabajo basado en el equipo, los buenos valores, el respeto, la comunicación y el compromiso dirigido al bien común, por lo cual, desde su rol, impacta positivamente en la cultura de la organización. Este líder se encarga de guiar y motivar a su equipo a cargo para alcanzar los objetivos establecidos por la empresa, pero con una mirada hacia la mejora continua y a dar respuesta a los entornos cambiantes, superando la noción de jefe tradicional.
Fomenta la creatividad, el desarrollo, el bienestar humano, además de la participación, ya que atiende personalmente cada una de las propuestas de sus empleados, implicándolos en todos los aspectos de la organización Al ser activamente partícipes en todo tipo de decisiones, pueden convertirse en potenciales líderes, ya que los dirige a sacar lo mejor de ellos mismos y superarse.
En este tipo de liderazgo, el carisma se encuentra por encima de las cualidades profesionales, es respetado y seguido por su personal a cargo y promueve una cercanía y afectividad con ellos. Además, escucha y atiende las necesidades y preocupaciones de cada miembro del grupo.
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